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Anatomía del sistema electoral Argentino: territorios en disputa frente a las elecciones de 2025

Ximena Simpson 

Florencia Martínez


Al analizar el sistema federal argentino, rápidamente salen a relucir singularidades que encuentran su origen en la historia del país, la cual combina un sistema fiscal centralizado con una fuerte autonomía política provincial. Esta configuración institucional imprime una dinámica particular al sistema electoral, que adquiere especial relevancia en los procesos de negociación para la formación de alianzas multinivel. 

Los elementos que componen la dinámica del juego electoral muestran una combinación entre un permanente cambio en sus reglas con especificidades contextuales que contribuyen a forjar un modelo complejo y distintivo. Comprender este entramado requiere, por tanto, un análisis más detallado de las normas que le dan forma. 


Como explican Simpson y Jacobsohn (2025), en Argentina las provincias poseen la facultad para definir y estructurar la mayoría de los aspectos que hacen al sistema partidario-electoral, como por ejemplo, en la definición de cómo, cuándo y qué se vota. Esta prerrogativa abre camino a un complejo juego estratégico multinivel que, por lo menos en las últimas dos instancias electorales, en 2023 y ahora en 2025, conllevó a la conformación de un mapa electoral heterogéneo y fragmentado. 


Esto ocurre porque, mientras que la frecuencia de las elecciones nacionales — tanto generales como legislativas — es uniforme y presenta una periodicidad fija establecida por la Constitución Argentina (arts. 50 y 56) y por la Ley 24.444 de Democratización de la Representación Política, en el ámbito provincial los calendarios electorales son heterogéneos, ya que cada jurisdicción tiene la facultad constitucional de establecer sus propias fechas. Además, cada provincia también elige su sistema electoral, las reglas de reelección, las categorías de representación y el tipo de boleta en la votación — boleta única o partidaria, en papel o boleta electrónica. 


Otra peculiaridad es la aplicación de primarias abiertas, simultáneas y obligatorias para la elección de los candidatos a cargos ejecutivos y legislativos (PASO). Las denominadas PASO han funcionado como un test electoral previo a las elecciones generales, en el cual las varias fuerzas políticas, y los lemas que de ellas se desprenden, miden su capacidad de movilización electoral. Las PASO también nos ofrecen  una previsión informal sobre los posibles resultados futuros, sumando una complejidad más al ajedrez político argentino A pesar de que en Febrero de 2025 el Congreso Nacional argentino aprobó la suspensión de las PASO a nivel nacional para las elecciones legislativas de este mismo año, las provincias siguen teniendo la prerrogativa en la decisión de su uso. 

En este breve texto tomaremos las elecciones de medio término de este año para ilustrar cómo la autonomía político electoral con la que cuentan las provincias en Argentina hace más evidente el juego político multinivel, y de cómo las reglas electorales son una importante herramienta de control político territorial. De cara a las elecciones para diputados y senadores nacionales en octubre de este año, el escenario político argentino se encuentra fuertemente condicionado por la figura del presidente Javier Milei (2023 - actual) quien espera poder refrendar su liderazgo y medir su capacidad de penetración federal. 


Su gobierno ha impulsado una agenda de reformas económicas y en la estructura administrativa del estado de alto impacto político y social que, si bien por un lado, tuvo efectos antiinflacionarios significativos que le otorgaron niveles altos de aprobación (49% - ESPOP/UDESA), por otro, el drástico recorte de gastos en rubros social y políticamente sensibles como son la ciencia, la salud y la obra política generó un elevado rechazo social (48% - ESPOP/UDESA). Estos datos muestran que los niveles de polarización encontrados en otros países de nuestro continente también se hacen presentes en Argentina. Las reformas impulsadas desde el Ejecutivo han producido adhesiones y rechazos tan intensos y equivalentes en magnitud que configuran un escenario político altamente dividido.


Milei fue electo en 2023 por el partido de La Libertad Avanza (LLA) con un notable porcentaje de votos en la elección presidencial (56% en la segunda vuelta), a pesar de no contar con una estructura partidaria en las provincias y sin obtener en esa misma contienda representación en gobiernos provinciales e intendencias. En más de la mitad de las legislaturas provinciales (14 de 24) sí obtuvo representación, aunque modesta (Simpson & Jacobsohn, en prensa). En este contexto, en las elecciones de este año, La Libertad Avanza (LLA), partido del presidente Milei, enfrenta el desafío de buscar consolidarse como fuerza competitiva en el plano territorial y medir su capacidad de penetración provincial.


En la política provincial, por su parte, los gobiernos despliegan las herramientas que tienen a mano, como es el caso del manejo de la agenda electoral, para mantener controlado su territorio.  Es así como algunas provincias deciden mantener calendarios desdoblados y, así, dificultar una estrategia nacional unificada por parte del partido del ejecutivo nacional (LLA), obligando al armado de alianzas con las fuerzas provinciales  o adherir a las fechas de las elecciones para representantes nacionales. Para ilustrar el complejo ajedrez que se juega en este año electoral les presentamos el siguiente cuadro comparativo: 


Cuadro 1: Qué se vota y cómo se vota en cada distrito argentino (2025)



Fuente: elaboración propia en base a datos de los tribunales electorales de cada provincia. 

* BP: Boleta Partidaria en Papel; BUP: Boleta Única de Papel; BUE: Boleta Única Electrónica. 



A partir del análisis comparativo del Cuadro 1 podemos destacar tres importantes aspectos que muestran la complejidad del entramado electoral. En primer lugar, la heterogeneidad de los calendarios electorales provinciales. En concreto, la mayoría de los gobiernos subnacionales optaron por desdoblar sus comicios: de las 14 provincias que celebran elecciones este año, 10 decidieron no realizarlas en la misma fecha que las elecciones nacionales, mientras que solo 2 confirmaron su alineación con el calendario electoral nacional. En Santiago del Estero, la estrategia parecería orientada a evitar una sobreexposición política del gobernador Insfrán, en el poder desde 1999. Al no adelantar los comicios provinciales, se busca mantener un bajo perfil en el escenario electoral y evitar que las elecciones locales atraigan demasiada atención nacional, lo cual podría generar presiones o interferencias externas. Esta discreción contribuiría a preservar el control político territorial sin poner en riesgo su hegemonía. En el caso de Catamarca, en cambio, la lógica parece ser opuesta. La decisión de unificar las elecciones se inscribe en una estrategia de alineamiento con el gobierno nacional. Jalil, distanciado del peronismo provincial, procura capitalizar la alta aprobación de Milei para fortalecerse políticamente en el ámbito local. Su alianza con el oficialismo nacional le permitiría proyectar una imagen de gobernabilidad y captar el respaldo de sectores sociales afines a la figura presidencial. 


En segundo lugar, se puede observar que prácticamente todas las provincias con fechas definidas, excepto Santa Fe, han optado por prescindir de las PASO, acompañando la decisión del gobierno nacional de eliminarlas, y dirimir la selección de los candidatos dentro de los mismos partidos políticos. 


En tercer lugar, resulta importante destacar el hecho de que, pese a la nueva legislación que estandariza el uso de la Boleta Única de Papel para las elecciones nacionales, el 60% de las provincias llevó o llevará a cabo sus elecciones utilizando la Boleta Partidaria, también denominada “lista sábana”. La lista sábana consiste en una boleta de papel que es impresa por cada partido político, en la que figuran todos los candidatos propuestos por ese espacio para los distintos cargos electivos. Los nombres se presentan en columnas verticales por cargo (por ejemplo, presidente, diputados, senadores) y en secciones horizontales según la categoría. Al elegir una boleta, el votante respalda en bloque a todos los candidatos de ese partido, sin posibilidad de combinarlos con postulantes de otras fuerzas. Esto fortalece el poder de las cúpulas partidarias - en especial de los líderes provinciales, que controlan el orden de los candidatos - y dificulta el llamado "corte de boleta", además de que tiende a fomentar el denominado "efecto arrastre".


Este este juego multinivel es posible entrever la disputa de poder entre un liderazgo nacional con ansias de consolidarse en todo el territorio y liderazgos provinciales que buscan mantener su poder de influencia sobre sus distritos. Los resultados finales de los comicios nos dirán cómo será la disputa político-partidaria en torno a la agenda de políticas, principalmente en términos de los costos que representarán los apoyos que el gobierno nacional deberá conseguir para llevar adelante las reformas que busca ampliar. 


Con el fin de promover la reflexión sobre este juego electoral multinivel y dar lugar a nuevos análisis que tengan en cuenta la relación del mismo con los resultados de las elecciones provinciales, elaboramos el siguiente Cuadro 2 que resume los porcentajes obtenidos por los principales frentes políticos provinciales en las elecciones legislativas del corriente año.



Cuadro 2: Votación obtenida por los principales frentes políticos en las elecciones legislativas en las provincias argentinas (2025)


 Fuente: elaboración propia en base a datos de los tribunales electorales de cada provincia. 


A modo de cierre muy preliminar, se puede observar que, si bien La Libertad Avanza (LLA) logró posicionarse como una fuerza competitiva en las provincias analizadas, su desempeño fue superior en aquellos distritos donde participó en alianza con fuerzas locales. El caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), sin embargo, puede explicarse por al menos dos factores. En primer lugar, por su condición de Capital Federal y sede del gobierno nacional, lo que tiende a intensificar la conexión del electorado con el debate político a nivel nacional. En segundo lugar, como también se observa en otras capitales provinciales — como Salta — y en grandes centros urbanos, se advierte una mayor receptividad hacia ofertas electorales de corte coyuntural o personalista, en detrimento de las propuestas tradicionales de los partidos. Los resultados parciales sugieren que, más allá de la creciente nacionalización del debate político — de corte principalmente económico —   las estructuras partidarias provinciales continúan ejerciendo un peso determinante. En este sentido, el arraigo territorial y las dinámicas políticas locales siguen siendo factores clave para la configuración del voto subnacional.


Ximena Simpson é doutora em Ciência Política e pesquisadora da Escuela de Política y Gobierno da Universidad Nacional de San Martín, onde coordena o Observatorio de Economía y Política Brasil-Argentina (IIP-EPyG Conicet / OBRA).


Florencia Martínez é estudante de licenciatura em Relacoes Internacionais e assistente de pesquisa no Observatorio de Economía y Política Brasil-Argentina (IIP-EPyG Conicet/ OBRA).

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